jueves, 28 de julio de 2011

Evolución ¿Ciencia o fe?

Por John Mc Arthur

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Gracias a la Teoría de la Evolución, el naturalismo es la religión dominante en la sociedad moderna. Hace menos de un siglo y medio, Charles Darwin popularizó el credo de su religión secular con su libro El origen de las especies. Aunque la mayoría de las teorías de Darwin acerca del mecanismo de la evolución fueron descartadas hace mucho, la doctrina de la evolución en si misma ha logrado llegar al estatus de artículo fundamental de fe en la mente popular moderna. El naturalismo ha reemplazado al Cristianismo como principal religión en el mundo occidental y la evolución se ha convertido en el principal dogma del naturalismo.

El Naturalismo es la idea de que toda ley y fuerza que opera en el universo es natural y no moral, spiritual, o sobrenatural. El naturalismo es inherentemente anti-teísta, rechazando el mismísimo concepto de un Dios personal. Debido a esto muchos asumen que el naturalismo no tiene nada que ver con la religión. De hecho, un error común es creer que el naturalismo personifica la misma esencia de la objetividad científica. Los mismos Naturalistas gustan de retratar su sistema como una filosofía que está en oposición a todas las visiones del mundo basadas en la fe, pretendiendo que es científica e intelectualmente superior precisamente por su carácter supuestamente no religioso.

No es así. Religión es precisamente la palabra correcta para describir el naturalismo. La filosofía al completo está basada en la fe en una premisa. Su presuposición básica (un rechazo a priori de todo lo que es sobrenatural) requiere un salto de fe gigantesco. Y casi todas las teorías que lo sostienen deben ser tomadas por fe también.

Consideremos el dogma de la evolución por ejemplo. La noción de que los procesos de evolución naturales pueden responder acerca del origen de todas las especies vivas nunca ha sido establecido como hecho y nunca lo será. Tampoco es “científico” en ningún sentido verdadero de la palabra. La ciencia trata de lo que se puede observar y reproducir mediante experimentación. El origen de la vida no puede observarse o ser reproducido en ningún laboratorio. Por consecuencia, la verdadera ciencia no puede darnos ningún conocimiento acerca de donde venimos o cómo llegamos allí. La creencia en la teoría de la evolución es un asunto de pura fe. Y la creencia dogmática en cualquier teoría naturalista no es más “científica” que cualquier otro tipo de fe religiosa.

Michael Ruse es un evolucionista que testificó en el tristemente famoso juicio del creacionismo en Arkansas (McLean contra Arkansas). Durante el juicio, él proclamó que el creacionismo era una religión porque estaba fundamentada en asunciones filosóficas no probadas, pero el Darwinismo era una ciencia, decía, porque no requiere presunciones filosóficas o religiosas. Ruse desde entonces ha admitido que estaba equivocado y reconoce ahora que la evolución tiene “una base metafísica” que se asienta en creencias no probadas y no más científicas que el conjunto de creencias en que se basa el creacionismo.